En Chile hay varios nuevos tratamientos de última generación, drogas de alto costo, que están incorporadas en las guías clínicas nacionales, pero en general requieren de la aprobación del seguro de salud a nivel privado o del comité de drogas de alto costo en el sistema público.
Cada 21 de abril se conmemora el Día Mundial de la concientización de la Leucemia Mieloide Aguda (LMA), uno de los tipos de leucemia aguda que existe. 3 de
cada 100 mil personas padecerá de esta enfermedad, siendo más frecuente en
hombres. Se trata de un cáncer maligno que
surge en la médula ósea, que es el órgano
encargado de producir todas las células que circulan en la sangre: glóbulos
blancos, glóbulos rojos y plaquetas. La enfermedad afecta a las células
encargadas de formar las células sanguíneas; se genera una alteración y empieza
a crecer en forma incontrolada sustituyendo la función normal de la médula
por células leucémicas.
Desde que se genera la leucemia mieloide hasta que se producen los
síntomas, se calcula que pasan de tres a cuatro meses, por lo que se trata de
una patología bastante rápida.
Como el organismo deja de producir glóbulos rojos, los síntomas que aparecen son los de la anemia: cansancio, debilidad, mareos y, en las
personas de más edad, problemas cardíacos. Al faltar las plaquetas, células
encargadas de la coagulación, se producen moretones, puntos rojos en la piel y
sangrados de nariz y/o encías. Y como los glóbulos blancos también están
afectados, se registran infecciones. A esto se suma también fiebre. “Son síntomas
inespecíficos que se confunden con enfermedades más frecuente, por lo que mi
sugerencia es que si un paciente acude por segunda consulta por la misma
sintomatología tomarle un hemograma, que es la punta del iceberg”, indica la
doctora Paola Aravena, hematóloga y miembro de la Sociedad Chilena de
Hematología (SOCHIHEM).
Detección temprana y tratamiento inmediato
En esta patología no es
posible realizar estudios preventivos con métodos de screening como en el cáncer
de mama, cervicouterino u otros. La mayoría no tiene como advertirlo. “La
leucemia es una urgencia médica y ante la sospecha, el paciente debe ser
manejado en centros con experiencia, donde inmediatamente iniciamos tratamiento
con una droga oral que es el ácido
transretinoico en espera de la confirmación diagnostica”, en el caso de una leucemia promielocitica explica la doctora Aravena “En
el caso que se presente una emergencia hematológica como es la hiperleucocitosis ,con compromiso principalmente a nivel de sistema nervioso central,
manifestado con dificultades de conciencia como confusión, desorientación,
coma y a nivel pulmonar con distress
respiratorio, con alto riesgo de mortalidad, donde debe iniciar tratamiento citoreductor
asociado a leucoferesis”( una máquina que ayuda a
remover este exceso de leucocitos), señala Aravena.
Con las herramientas que se
cuentan para el diagnóstico ,se puede tener dentro de las
primeras 24 horas de la llegada del paciente – especialmente en centros
privados- la confirmación de la
presencia de la enfermedad e iniciar el
tratamiento si su condición clínica así lo permite.
Los
pacientes con LMA de pronóstico intermedio y
desfavorable requieren trasplante, el que se puede realizar solo si logran
remisión completa, o sea, que no se detecten células malignas en la sangre. En
el caso de pacientes que presenten comorbilidades crónicas controladas y sin disfunción
de órganos asociadas a ellas, también pueden ser trasplantados.
Nuevos tratamientos
La quimioterapia estándar conocida
como 3 +7 ha sido la protagonista en los últimos 20 años sin grandes avances,
hasta hace 3 años en que la FDA aprobó al menos 8 nuevas drogas, muchas de ellas
orales, como la midostaurina para pacientes con la mutación de FLT3, aprobada
en asociación a quimioterapia en primera línea en menores de 60 años. Uno de los recientes tratamientos aprobados
como el inhibidor de BLC2, que permite
que la células leucémicas logren entrar nuevamente al ciclo de envejecimiento y
muerte celular y cuya asociación con drogas hipometilantes como azacitidina o decitabina,
se ha transformado en la terapia de elección en paciente no candidatos a quimioterapia
intensiva con resultados muy esperanzadores, y recientemente le valió la aprobación
en Chile por el Instituto de Salud Pública (ISP). “En Chile contamos hace un
par de años con midostaurina en primera línea asociada a quimioterapia, drogas
hipometilantes como azacitidina y decitabina. El acceso a los nuevos
fármacos,que son drogas de alto costo, si están incorporadas en las guías
clínicas nacionales no debería ser problema obtenerlos. Pero en general
requieren de la aprobación del seguro de salud a nivel privado o del comité de
drogas de alto costo en el sistema público”, comenta la Dra. Aravena.
La mirada de los pacientes y
cobertura
Para Francisco Vidangossy, director de la Fundación Cancervida, el
paciente requiere “acompañamiento y cuidados
desde el principio además de acceso a la información clara y oportuna de su
patología”, a lo que Tatiana Corbeaux, directora ejecutiva de la Fundación
Oncoloop complemente que hay veces en que “falta explicación de que está
pasando en mi cuerpo y la posibilidad de sobrevivencia y acceso a tratamientos
que existen en Chile” y agrega que frente a los avances en tratamientos “falta visibilizar este tipo de noticias a todos y en palabras simples
y entendibles”.
En Chile el 80% del país es beneficiario de Fonasa, con el nuevo plan
nacional de cáncer, los pacientes tienen la esperanza que mejore el acceso de
las llamadas drogas de alto costo. En la actualidad se garantiza desde el diagnóstico hasta el seguimiento bajo la modalidad
GES, lo que cubre a pacientes públicos y privados, sin embargo esas coberturas,
que si bien son un gran avance, requieren de actualizaciones periódicas (cada 2
años) respecto de las tecnologías sanitarias nuevas, siendo esto una brecha por
cubrir, “pues siempre vamos detrás de los avances a lo menos en 2 años. Por
otra parte desde el Ministerio de Salud se ha abierto una ventana a estos
problemas de acceso vía el Comité de drogas de alto costo, lo que nos da un
espacio de esperanza respecto de dar tratamientos de última generación a
nuestros pacientes que mejoren su sobrevida global y libre de progresión”, dice
Francisco, a lo que Tatiana agrega que “falta claridad en la toma de decisiones
de qué drogas están o no cubiertas y cómo puedo yo como paciente acceder a
ellas. Si la droga es de alto costo o no y como son las postulaciones”.
Hoy existe coberturas para esta patología en
Modalidad Institucional, Modalidad Libre Elección y GES (Garantías Explicitas
de Salud) “pero al ser una patología de baja incidencia creemos que no se le ha
apoyado con la incorporación de tratamientos de última generación o
personalizados, nuestra deuda es siempre ir detrás de los avances y también nos
encontrarnos siempre con la barrera de los costos asociados, pues estas
tecnología tienden a ser muy caras”, sentencia Francisco.